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          Los Indios Verdes en 1939, entonces recién instalados 
          en 
          la entrada norte de la ciudad, viniendo de Laredo, Monterrey o Pachuca. Era 
          poco el movimiento de vehículos y las personas podían detenerse a 
          admirar las enormes estatuas de bronce de 4 metros de altura.
          Los Indios Verdes miraban hacia el norte dando la 
          bienvenida a los viajeros. En esta foto del lado izquierdo se 
          encuentra Itzcóatl, cuarto emperador azteca y del lado derecho
          Ahuízotl, octavo emperador azteca. Al fondo se observan los terrenos que 
          ahora ocupa el enorme paradero y estación del Metro de Indios Verdes. 
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            Llegué a vivir, por primera vez, a la Ciudad de México 
          en el año de 
            1939, cuando tenía 4 años de edad y en verdad que era un deleite 
          disfrutar de su agradable clima y recorrer sus calles y avenidas. 
            Era la época en que Lázaro Cárdenas gobernaba este país   
          y mi padre trabajaba en la SCOP, Secretaría de Comunicaciones y Obras 
          Públicas. En ese año se inauguró el primer paso a desnivel sobre el 
            crucero de ferrocarril en Nonoalco, 
          todavía existente, y también inició operaciones el entonces nuevo aeropuerto civil 
          de la Ciudad de México, sobre la actual Avenida del Aeropuerto.. 
          Pero también en ese año los Indios Verdes fueron cambiados de sitio y colocados a 
          la entrada norte de la ciudad, viniendo por la entonces flamante carretera 
          pavimentada de Laredo y que era donde comenzaba la Av. Insurgentes 
          Norte.  
            En un carrito similar al que aparece en la foto de arriba, tengo muy presentes las 
          palabras de mi padre, tratando de explicarme la razón de ser de  las enormes figuras de los Indios Verdes, recientemente 
            colocados allí. 
            Pero seguramente mi padre, como la mayoría de la gente,  
            desconocía su origen  y no sabía que para entonces ya tenían 
            más de 40 años de vida y una larga historia que contar.  Veamos 
            a continuación lo que se sabe y se recuerda de ellos, en los 5 
            sitios que han ocupado desde su creación: 
             
            PRIMER SITIO: Paseo de la Reforma, 1891-1901. 
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          Esta es una foto obtenida por Alfred Briquet a fines 
          del siglo XIX, que parece ser la más antigua que se conoce. Muestra a 
          los Indios Verdes colocados al inicio del Paseo de la Reforma, en la 
          intersección con las actuales avenidas Juárez y Bucareli. Para 
          ubicarnos en el tiempo observe lo siguiente: Las bancas de cantera ya 
          existen, se terminaron en 1880; la primera etapa de estatuas de 
          personajes ya 
          bordean el paseo, fueron instaladas a partir de 1889; se aprecia un 
          poste de alumbrado público a base de gas, estos funcionaron hasta  
          1895, que fue cuando se colocaron las primeras unidades eléctricas. 
          Por lo tanto y dado que no aparecen postes de alumbrado eléctrico, la 
          foto es anterior a 1895, pero como aparecen las estatuas que bordean 
          la avenida, es posterior a 1889. Esto coincide con las fechas que se 
          atribuyen a la colocación de los Indios Verdes, entre 1889 y 1891.
           
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           La 
          principal controversia en cuanto a la razón de ser de estas estatuas, 
          es saber si fueron concebidas especialmente para exhibirse en el sitio 
          mostrado o si hubo la intención de darles otro uso. Todo esto debido a 
          que en 1889, México participó con un original pabellón en la 
          Exposición Universal en París, Francia, precisamente cuando se 
          inauguró la Torre Eiffel. 
          En uno de los ejemplares de la revista Arqueología Mexicana, el número 
          149 dedicado a Coyoacán,  aparece  la siguiente cita: 
          
          << En 
          1889 se llevó a cabo la Exposición Universal en París, Francia, y 
          la Secretaría de Fomento de México solicitó a Antonio Peñafiel y a 
          Antonio Anza presentar un proyecto del pabellón de nuestro país. Se 
          invitó al escultor y pintor Alejandro Casarín Salinas (1842-1907) para 
          que elaborara dos esculturas de bronce de cerca de cuatro metros de 
          altura y un peso aproximado de tres toneladas, las cuales 
          representaban a Itzcóatl y a Ahuítzotl para formar parte de esa 
          conmemoración Sin embargo, en el libro de Peñafiel, traducido al 
          francés y al inglés y por último al español, no se hace referencia 
          a las figuras de los “Indios Verdes” de Casarín, sino a dos 
          enormes imitaciones de Atlantes de Tula. Al no haber mención de los 
          “Indios Verdes”, puede pensarse que se decidió no llevarlas a París y 
          dejarlas en México. >> 
          Como 
          es natural, las estatuas nunca llegaron a Paris, pero además resulta 
          poco lógico pensar que se hubieran fundido en México para 
          transportarlas a Paris, siendo tan grandes y pesadas. Los 12 relieves 
          de Jesús F. Contreras que se colocaron en la fachada del pabellón 
          mexicano, fueron fundidos 
          en Francia por la empresa: 
          Thiébaut Frére Fondeurs.  | 
         
        
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          Esta fue la fachada principal del pabellón de México en 
          la Exposición Universal de 1889 en Paris y  se aprecian los 
          relieves de 
			Jesús F. Contreras, que fueron doce en total, seis a cada 
          lado y al centro los denominados Atlantes de Tula que en forma de 
          cariátides detienen el dintel de la estructura. De los 12 personajes 
          en relieve, 6 eran Dioses, 3 Héroes y 3 Reyes y uno de estos últimos, se 
          trataba de Itzcóatl. Al centro, se aprecian dos grandes 
          bases a los lados de la escalinata, con un brasero en la parte 
          superior, que bien podrían sugerir la posibilidad de haberse planeado para 
          colocar allí las enormes estatuas de los Indios Verdes, pero no 
          aparecen en los dibujos del proyecto ganador de Anza y Peñafiel.  
          Pero además, en virtud de que uno de los Indios Verdes, 
          representa a Itzcóatl, es muy poco probable que en el conjunto, se 
          duplicara a uno de los personajes. El edificio medía 60 metros de largo por 30 metros de 
          ancho y 14.5 metros de altura y las estatuas de los Indios Verdes miden 4 metros de altura.
           
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          Pienso que un alto porcentaje de mexicanos habremos 
          olvidado los nombres de los emperadores (tlatoanis) aztecas, que por 
          muchos años los supimos de memoria.  Por lo mismo el poder 
          recordar las hazañas de Itzcóatl (o Izcóatl) nos resulta difícil y por 
          lo mismo es necesario  consultar sobre esa gloriosa historia..
           
          A Itzcóatl se le reconoce como el hombre que consolidó la autonomía 
          mexicana. En unión de Netzahualcoyotl, rey poeta de Texcoco y 
          Totoquihuatzin, señor de Tlacopan, forjaron la Triple Alianza, que 
          implicó la unión de fuerzas para acabar con el señorío de Azcapotzalco, 
          que les imponía muy severas cargas tributarias y militares. 
          El relieve mostrado es obra del escultor mexicano 
           Jesús F. Contreras 
          en 1888 y formó parte, junto con 11 más, de la representación de 
          México en la Exposición Universal de 1889 en Paris. Actualmente se 
          encuentra en el Jardín de la Triple Alianza, en el interior del 
          Museo 
          del Ejército, en Filomeno Mata esquina con Tacuba, Ciudad de México. 
          Allí se exhiben 4 de los relieves mencionados y los otros 8 están en 
          Aguascalientes.  Don Jesús F. Contreras, oriundo de dicho estado, fue un escultor prolífico, tan sólo en el 
          
          Paseo 
          de la Reforma de la ciudad de México se localizan 20 esculturas en 
          bronce hechas por él.
           
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          Este fue el interior del pabellón de México, con un 
          diseño totalmente distinto al exterior. Observe la miniatura del 
          monumento a Cuauhtémoc comparada con la forma de la Torre Eiffel del 
          lado derecho.
           
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          Don
          
          Vicente Riva Palacio Guerrero, fue nieto de Vicente Guerrero, y tras 
          de apoyar a Porfirio Díaz en el plan de Tuxtepec, fue nombrado 
          ministro de Fomento,  Colonización, Industria y Comercio, en los 
          dos primeros períodos de gobierno de Díaz. 
          Al respecto, don Carlos Martínez Assad en su libro "La Patria en el 
          Paseo de la Reforma" refiere lo siguiente: 
          
           ... Siendo Vicente Riva Palacio ministro de Fomento, 
          Colonización, industria y Comercio entre 1876 y 1879, La Libertad 
          informaba el 22 de febrero de 1878, en su sección Ecos, que 
          había ordenado construir dos estatuas de guerreros indígenas para ser 
          colocadas en el Paseo de la Reforma. Riva Palacio comisionó a 
          Alejandro Casarín la hechura de los dos colosos aztecas que 
          representaban a Izcóatl y a Ahuízotl  …  
          Salvo 
          datos referentes a dimensiones, peso y costo de las estatuas, $80,000, 
          Martínez Assad no indica nada referente a que estuvieran destinadas a 
          la Exposición Universal de Paris de 1889, pero dice que fueron 
          inauguradas el 5 de mayo de 1892. 
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          Esta 
          imagen también es anterior a 1895, pues no aparecen todavía los postes 
          ornamentales de gran altura para el alumbrado eléctrico. El Caballito, 
          la estatua de Manuel Tolsá, enfrenta a los 2 colosos mexicas,  Itzcóatl 
          y Ahuízotl, obras del escultor Alejandro Casarín.
           
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           Paralelamente a la colocación de las estatuas de los personajes 
              ilustres en el Paseo de la Reforma, estas 2 colosales estatuas fueron ordenadas por la 
              Secretaría de Fomento y colocadas al inicio del Paseo de la 
              Reforma, cual centinelas que estuviesen vigilando la entrada a tan 
          simbólica vialidad.  
              Me refiero a las estatuas que los mexicanos conocemos como los 
              Indios Verdes, pero que como dijimos antes, pertenecen a dos de los 
              emperadores (tlatoanis) mexicas, el cuarto que fue  Itzcóatl 
              y el octavo que fue Ahuízotl. 
              Estas gigantescas esculturas que miden 4 metros de altura y pesan 
              3 toneladas cada una, fueron obra del escultor y multifacético 
          personaje mexicano
          Alejandro Casarín Salinas. 
          La investigadora Esther Acevedo, de la Dirección de Estudios 
          Históricos del INAH y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, 
          publicó en su artículo
          
          "Los caminos de Alejandro Casarín, (1840-1907), el 
          siguiente párrafo de Ignacio Altamirano en referencia a la obra de 
          Casarín. 
          "El Señor Casarín disfruta en México de una 
          reputación notable como pintor de género y sus cuadros se graban 
          mucho, algunos de ellos se han vendido bien aquí y en los Estados 
          Unidos. No es alumno de la Academia y se ha formado como suele 
          decirse, sólo estudiando la naturaleza ...y en el estudio de 
          Meissionier… Si se hubiese dedicado exclusivamente a la pintura ya 
          habría llegado a una posición artística envidiable, pero sea porque ha 
          desconfiado del porvenir y se ha desalentado o por la flexibilidad de 
          su talento lo impulsara al cultivo de otras artes y un instinto 
          dominador de todas las dificultades que se hallen en otras empresas, 
          el caso es que ha abandonado una especialidad que le habría dado 
          gloria y dinero… El mientras habrá conquistado nuevos laureles en 
          otras artes, en la galvanoplastía, en la cerámica, la música y aun en 
          la escultura porque su talento es verdaderamente notable por su 
          facilidad para emprenderlo y avasallarlo todo…" 
          En cuanto a la fecha en que fueron colocadas en su sitio original tan 
          significativos monumentos existe controversia, pero 
          considero que fueron ordenadas en 1878 y colocadas en septiembre de 
          1891. 
          Sin embargo don Carlos Martínez Assad en su libro arriba  
          mencionado, dice que fueron 
          inauguradas el 5 de mayo de 1892 y la familia Casarín fija la fecha el el 30 de 
          septiembre de 1889. 
          De cualquier manera y dado que se levantó una gran 
              polémica respecto a la conveniencia de que ocuparan dicho sitio, 
              fue relativamente corto el tiempo que permanecieron allí y para el 
              año de 1901, fueron trasladadas al inicio del Paseo de la 
              Viga.  | 
         
        
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          Los 
          Indios Verdes en una fotografía de Winfield Scott de fecha cercana a 1895. 
          Se encuentran en su localización original y son esculturas de bronce 
          que se pensaba habrían adquirido un color verde por la capa de óxido, pátina, 
          por el paso del tiempo. Itzcóatl a la derecha es un hombre joven y 
          porta una espada de madera con cuchillos de obsidiana, un macuahuitl, 
          fue el cuarto tlatoani azteca. Ahuízotl a la izquierda es el viejo y 
          tiene un mazo entre sus brazos, fue el octavo tlatoani azteca. 
          Observe los postes de alumbrado público, a 
          la derecha una unidad no eléctrica a base de gas y a la izquierda a 
          punto de instalarse una lámpara de alumbrado eléctrico incandescente. 
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          No poseo información completa 
            del como y porqué llegaron los Indios Verdes a ocupar un sitio tan 
            importante al inicio del Paseo de la Reforma. Tampoco conozco la  
            razón que pudo existir para colocar frente a frente, el símbolo del 
            orgulloso Imperio Azteca representado por los Indios Verdes, y la 
            simbólica presencia de tres siglos de dominación del Imperio 
            Español, que en cierta forma representaba la estatua de Carlos IV. 
          Sin embargo es un hecho que al menos durante 10 años permanecieron así 
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            La foto debe ser de 1900, el alumbrado 
            eléctrico está funcionando y las estatuas de hombres ilustres y jarrones que bordean el 
            paseo, están en su sitio. Aquí aparecen frente a frente, cara a cara, los dos grandes símbolos de 
            nuestra cultura: El orgulloso, el poderoso y rico Imperio Azteca, 
            representado por dos de sus grandes tlatoanis los Indios Verdes y la estatua ecuestre 
            de  Carlos IV, representativa de 300 años de 
            dominación española, si pero representativa también de muchas de las 
            cosas buenas que por añadidura nos llegaron, como fue nuestro 
            inolvidable y buen amigo 
            El Caballito... 
              
           
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          Encontré hace algunos años una página en internet perteneciente a la 
          
          familia Casarín,  
            en la que se hacía una descripción histórica de las estatuas y del 
            momento en que el Ministro de Fomento, Colonización, 
          Industria y Comercio acudió a la ceremonia de 
          inauguración de las mismas. 
          A continuación recupero algunos de los párrafos de dicho sitio, en 
          donde se relata la 
            gran polémica que se desató por la colocación de 
            aquellas esculturas gigantes que representaban a dos de los 
            emperadores aztecas, Ahuízotl e Itzcóatl.  
          Pero si ustedes creen que la 
            polémica se daba por la presencia de la estatua de Carlos IV frente 
          a ellos, bien vale la pena 
            que lean lo siguiente:  | 
         
        
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                  «...
                  A la polémica del pabellón de 1889
                  (se refiere al pabellón de México en la Exposición Universal 
                  de Paris), 
                  se sumó pronto otra,
                  
                  en 1891, cuando en la entrada del Paseo de la Reforma, 
                  lindantes con el monumento a Carlos IV de Tolsá, se 
                  inauguraron las gigantescas esculturas de los héroes 
                  aztecas Ahuízotl y (sic) Izcóatl, realizados por el escultor 
                  Alejandro Casarín, y colocadas sobre unos pedestales de mármol 
                  negro, popularmente conocidos como los "indios verdes". La 
                  polémica, como destaca Elisa García Barragán, se produjo "ya 
                  que los reyes esculpidos dentro de un pretendido realismo 
                  indígena rompían la armonía del afrancesado paseo".  
                  Dos años 
                  después se leía en "El Monitor Republicano": "Insiste un 
                  periódico y con mucha justicia, en pedir al Ayuntamiento que 
                  suprima los ridículos y antiestéticos muñecotes colocados a la 
                  entrada del Paseo de la Reforma. Los turistas que visitan esta 
                  capital creen que esos adefesios son obra de los primitivos 
                  pobladores del Anáhuac y que nuestro ayuntamiento los conserva 
                  allí como reliquias arqueológicas. Así opinan los que nos 
                  juzgan favorablemente. En cuanto a los que sepan que son obras 
                  contemporáneas nos calificarán seguro de salvajes 
                  
                  ...» 
                  
                  «...  
                  Las respuestas a ambas obras 
                  tan polémicas, el Pabellón del 89 y los "indios verdes", se 
                  produjeron casi una década después: para la exposición de 
                  París de 1900 se descartó por completo el estilo indígena para 
                  el pabellón mexicano optándose, en una clara muestra de que se 
                  preferían los historicismos de historias ajenas, por uno de 
                  estilo morisco, 
                  
                  y al año siguiente, en 1901, los "indios 
                  verdes" fueron trasladados al más adecuado Paseo de la Viga, 
                  donde se colocaron en nuevos pedestales en "estilo maya", 
                  hecho por el arquitecto Guillermo de Heredia 
                  ...»  | 
                 
               
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          Y lo que sigue es una parte 
            sobresaliente de lo que narra la familia Casarín, en cuanto al 
          momento en que fueron inauguradas y los datos biográficos del autor.  | 
         
        
          | 
                 
              
                
                  | 
                   
                  «...  
                  
                  De la fiesta de entonces, discurso al calce 
                  del señor secretario de Fomento, Carlos Pacheco,
                  
                  daba cuenta pasaditas las tres de la tarde del 30 de 
                  septiembre de 1889, el Siglo XIX: "Con ese mismo bronce 
                  se cinceló, golpe por golpe, la grandeza de nuestra raza..."
                   
                  
                  
                  Los indios verdes, joven uno; viejo el otro, 
                  aunque ambos guerreros, abrían el Paseo de la Reforma, llamado 
                  alguna vez Calzada Degollado; otro Paseo del Emperador, y uno 
                  más Paseo de la Emperatriz, ajenos al violento tráfago 
                  dominical del Paseo de Bucareli y aún a los bostezos sin fin 
                  del caballito de la mediocridad montado por el monarca español 
                  Carlos IV, bajo la firma del escultor valenciano Manuel Tolsá. 
                  
                  
                  Presente en la ceremonia de colocación de los 
                  colosos en bronce en el espacio conocido por décadas como 
                  Plaza del Paseo, a cuyos dominios confluían los de Bucareli y 
                  Reforma, el escultor Alejandro Casarín no estuvo en la orden 
                  del día para explicar la justeza del vaciado de sus obras; el 
                  atavío de la orden de los caballeros tigres en una de ellas; 
                  las fauces abiertas del jaguar u océlotl en otra 
                  ...  
                  
                  
                   Nacido en la ciudad de México en 1840, el 
                  artista había combatido con tal fiereza a los invasores 
                  franceses, que vuelto prisionero sería enviado al país galo 
                  donde, tras una corta condena, trabajaría al lado de los 
                  grandes maestros europeos de su tiempo: Meissonier, Zamacois, 
                  Fortun, Carot, Millet... 
                  
                  
                   Casarín murió en los Estados Unidos en el año 
                  de 1907...»   | 
                 
               
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          SEGUNDO SITIO: Paseo de la Viga, 1901-1939 
          
           
          Como se ha dicho arriba,  
            injustamente diría yo, los famosos Indios Verdes tuvieron que dejar la custodia 
            del Paseo de la Reforma en 1901 y se convirtieron en celosos 
            guardianes del acceso al tradicional 
            Paseo de la Viga, sitio en el cual permanecieron por muchos 
          años. 
          La que sigue es una foto del descenso de su pedestal en el Paseo 
          de la Reforma, de la enorme estatua de Ahuízotl, el viejo tlatoani 
          mexica.  | 
         
        
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          Sin grúas, utilizando una estructura y posiblemente 
          garruchas diferenciales, desciende Ahuízotl de su pedestal y 
          tristemente es "desterrado" a la entrada del Paseo de la Viga.
          El menospreciado viejo Ahuízotl, fue considerado el 
          jefe militar más destacado de todos los tlatoanis mexicas  y pudo 
          expandir los dominios de la Triple Alianza a su máxima extensión, 
          llegando hasta las costas chiapanecas. Ahuízotl fue nieto de Moctezuma 
          Ilhuicamina y padre de Cuauhtémoc, y ocupó el lugar número ocho en la 
          sucesión de emperadores mexicas. 
          
           
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          Continúo con la narración de la familia Casarín, en  relación con el 
          traslado de las estatuas al Paseo de la Viga en 1901, sitio en que 
          permanecieron durante 38 años.  
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               El hecho es 
              que la estadía de los indios verdes en el pórtico del paseo 
              trazado por el arquitecto francés Luis Bolland y el ingeniero 
              austriaco Aloys Bolland Kümackl en 1865, por órdenes de 
              Maximiliano, sobre un colosal terreno propiedad de Francisco 
              Somera, conocido como Potrero de la Horca, cuyos límites eran 
              Bucareli, el rancho de San Rafael, el de la Casa Blanca y el de 
              los Once mil árboles, además de la hacienda de la Teja, para unir 
              en línea recta al castillo de Chapultepec con el corazón de la 
              ciudad, fue corta, muy corta. 
               
              Las estatuas que a juicio del historiador José María Marroqui, "no 
              resultaban airosas, y jamás las he oído alabar de nadie", se 
              moverían tres lustros después al Canal de la Viga, ubicándose como 
              escoltas del paisaje: 
 "Sobresalían entre las flores -describiría Irene Elena Motla- las amapolas 
              dobles llamadas adormideras, de bellísimos colores y gran tamaño; 
              amapolas rojas, sencillas, chícharos de olor, claveles, 
              margaritas, nomeolvides y pensamientos. Con trajineras era un 
              jardín flotante. Otras canoas rebosaban de hortalizas, pues sus 
              ocupantes ofrecían apios, rabanitos y pepinos. Se acostumbraba 
              regresar trayendo una corona de flores en la cabeza. También había 
              puestos de atole y tamales, pambacitos compuestos y 
              enchiladas...". 
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              Sin embargo, no existe una sola fotografía de los Indios 
          Verdes, en la que aparezcan bordeando el Canal de la Viga, lo cual nos 
              sugiere que nunca estuvieron en esa situación.  Para el año 
              de 1901, el Canal de la Viga había venido a menos y según se puede 
              apreciar en el siguiente mapa de 1910, la zona donde fueron 
              colocadas las estatuas fue tierra firme. 
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              Este es un detalle de la zona donde se ubicaron los 
              Indios Verdes en 1901, tomado de un mapa de la Ciudad de México, 
              publicado por el Ministerio de Fomento en 1910, en el que se ha 
              localizado la posición que tuvieron las dos estatuas y se indica 
              el inicio del Paseo de la Viga y hasta donde llegaba el canal en 
              esa época. Lo anterior demuestra que nunca bordearon el canal, 
              como generalmente se piensa. Las fotos que siguen sirven para 
              demostrar la posición exacta de las estatuas.
               
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              Finalmente para el año de 1921, las autoridades decidieron 
              desaparecer totalmente el cauce del canal y darle paso a la selva 
              de cemento y asfalto, característica de la gran ciudad capital. Al 
              construirse la 
              calzada de La Viga, los famosos Indios Verdes permanecieron en el 
              mismo sitio que ocupaban, como puede apreciarse en la siguiente 
              fotografía.   | 
         
        
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          Esta 
          fotografía del primer tercio del siglo XX, muestra la situación de los 
          Indios Verdes una vez que desapareció el Canal y el Paseo de la Viga. 
          La chimenea al fondo de la foto pertenece a la fábrica de ácidos.  
          Este sitio corresponde con el cruce actual de la Calzada de la Viga y 
          el denominado callejón de San Antonio Abad, muy cerca de Fray 
          Servando Teresa de Mier. El punto a destacar de esta imagen, es la vía 
          del tranvía que tuerce a la derecha y toma el callejón de San Antonio 
          Abad, observe que la estatua de la derecha está después del 
          callejón, tal como se ubicó en el detalle de localización de la 
          imagen anterior. Las estatuas corresponden, a la derecha Itzcóatl y a 
          la izquierda Ahuízotl, tal como estuvieron en el Paseo de la Reforma.  
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          En esta imagen se muestra desde las alturas, la 
          posición exacta de los Indios Verdes (realzados mediante un círculo) 
          ubicados sobre la calzada de La Viga. Atrás la fábrica de ácidos 
          denominada Beisk Feliza y Cía.  Aquí también debe destacarse que 
          las estatuas están después del callejón de San Antonio Abad. Esta es una vista parcial, de una foto 
          aérea capturada por la Cía. Mexicana Aerofoto en 1932.    | 
         
        
          
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          Estas fotografías del Archivo Casasola corresponden a 
          las estatuas de Ahuízotl e Itzcóatl cuando estaban ubicadas en la 
          Calzada de la Viga.
           
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          En esta imagen, que es la más conocida de esa época, aparece la estatua de Itzcóatl en su 
          ubicación de Calzada de la Viga, no hay fecha pero es entre 1922 y 
          1938. 
            
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          En este mapa actual, se indica la localización 
          casi exacta, que tendrían hoy los Indios Verdes si hubiesen continuado en esa 
          zona. Bien podría colocarse allí un marcador histórico recordando su 
          presencia. Mapa cortesía de Google Maps.
           
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          TERCER SITIO: Entrada Norte de la Ciudad de México, 1939 -   | 
         
        
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          En el año de 1939 se realizó la maniobra para desmontar 
          las dos estatuas de sus bases y trasladarlas primero a un taller para 
          su rehabilitación y después a su nuevo sitio. En la foto del archivo Casasola se observa el 
          descenso de estatua de Ahuízotl. Las bases piramidales o pedestales de 
          las estatuas, en estilo maya y obra del Arq. Guillermo Heredia, 
          también fueron rescatadas. Desconozco la razón de los glifos mayas, en 
          las estatuas de los tlatoanis mexicas.
           
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          Ante la degradación urbana de lo que alguna vez fue 
          el bello inicio del Paseo de la Viga, los Indios Verdes habían quedado 
          rodeados por fábricas y puestos semifijos y por ello se decidió 
          cambiarlos de sitio, ahora a 
          la entrada norte de la ciudad. viniendo por la entonces flamante carretera 
          pavimentada de Laredo y que era donde comenzaba la Av. Insurgentes 
          Norte.  
          A continuación las fotos que muestran el proceso de colocación en su 
          nuevo asentamiento.  | 
         
        
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          En 
          esta viejas fotografías del archivo Casasola, se aprecia claramente la 
          magnitud de estas colosales estatuas durante el proceso de colocación 
          en la entrada norte de la ciudad en 1939. 
           
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          Aquí 
          la grúa mecánica que se utilizó para poner en su pedestal la estatua 
          de Ahuízotl. Foto del archivo Casasola. 
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          Las 
          dos estatuas totalmente restauradas, sobre sus pedestales de estilo 
          maya, daban la bienvenida a todos los viajeros procedentes del norte 
          del país y de los Estados Unidos. Las fotos de 1939, las muestran 
          completamente terminadas, en el sitio que conservaron hasta 1979. 
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          Esta 
          imagen resulta muy interesante y muestra como veían la entrada a la 
          Ciudad de México, los conductores de vehículos que venían del norte 
          del país y de los Estados Unidos. Los dos orgullosos vigilantes daban 
          la bienvenida a los viajeros, pero ahora Itzcóatl se encuentra 
          colocado al lado izquierdo y Ahuízotl del lado derecho, es decir a la 
          inversa de como estuvieron colocados en Reforma y en La Viga. La 
          avenida de Los Insurgentes se ampliaba y mostraba nuevos arbotantes 
          dobles en el alumbrado público. Al fondo la colonia Lindavista en 
          desarrollo de su primera etapa y los grandes terrenos que hoy ocupa el 
          paradero de Indios Verdes, estaban completamente baldíos. La foto 
          apareció en algún ejemplar de 1940 de la revista Life y era una gran 
          promoción para las grandes caravanas de turistas norteamericanos, que 
          viajaban con su automóvil y su remolque (trailer), desde muy lejanos 
          lugares. México era entonces un país muy seguro.
           
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           Sin 
          embargo, la que habría parecido localización definitiva, tampoco lo 
          fue y en esta ocasión debido al acelerado crecimiento urbano de la 
          Ciudad de México y sus alrededores, que hicieron necesaria la 
          ampliación de la carretera libre de Pachuca. 
          Esto se dio de forma paralela a la conclusión de la estación terminal 
          de Indios Verdes, de la línea 3 del Metro, que fue inaugurada el 1o. 
          de diciembre de 1979 y fue la razón por la que adoptó dicho nombre. 
          En la siguiente fotografía aérea de la zona, que corresponde al año de 
          1952, se han marcado las posiciones aproximadas que han ocupado las 
          estatuas de los Indios Verdes en esa zona, desde 1939 a la fecha  | 
         
        
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          En 
          este detalle de una vista aérea obtenida en 1952 por la Cía Mexicana 
          Aerofoto, aparece una parte de la Colonia Lindavista y de la avenida 
          Insurgentes Norte. Aquí se sitúan las ubicaciones de los Indios 
          Verdes, desde 1939 a la fecha: 
          Sitio 3.-  Acceso norte de la ciudad, viniendo de 
          Laredo, Monterrey o Pachuca, 1939-1979. 
          Sitio 4.-  Camellones laterales de Insurgentes Norte a la altura 
          de la Estación del Metro, 1979-2005. 
          Sitio 5.-  Acceso principal al Parque del Mestizaje, 2005 - ?.
           
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          CUARTO SITIO: Paradero Estación Indios Verdes del Metro  | 
         
        
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           La 
          falta de coordinación del Distrito Federal con el gobierno del Estado 
          de México, ha dado lugar a muy graves problemas de transporte. No es 
          un problema nuevo, ha existido por años y vemos todos los días a miles 
          de personas que llegan del Estado de México para trabajar en el D.F.  
          La estación Indios Verdes nunca debió ser la terminal de la línea 3 
          del Metro, esta ruta bien pudo prolongarse, mediante un convenio bipartita, por lo 
          menos hasta San Cristóbal Ecatepec. Como nunca fue así, el llamado 
          Paradero de Indios Verdes, se convirtió en un complicadísimo centro de 
          transbordo de personas, que viniendo del Estado de México suben al 
          Metro en esta estación. 
          La zona se convirtió en un nudo vial, con el consecuente desorden, 
          basura, inseguridad y la multiplicación del comercio informal. 
          Las estatuas de los Indios Verdes colocadas en los camellones de la 
          avenida Insurgentes Norte,  pronto quedaron olvidadas y expuestas 
          al vandalismo y la acumulación de basura. 
          Y habría que pensar en otra localización ...  | 
         
        
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          En la acera oriente de Insurgentes quedó la estatua de 
          Ahuízotl pero ahora mirando hacia el sur y permaneció allí desde 1979 
          hasta 2005.
           
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          Mientras tanto en la acera poniente y también mirando 
          hacia el sur quedó la estatua de Itzcóatl.
           
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          Y llegó el día de pensar en un nuevo traslado de las ya entonces 
          centenarias esculturas.  
          El 1 de octubre de 2004 la Secretaría de Transportes y Vialidad 
          publicó, en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, el aviso de 
          aprobación del establecimiento del Corredor de Transporte Público de 
          Pasajeros METROBÚS Insurgentes en el tramo de 19,4 kilómetros 
          comprendido entre la estación Indios Verdes del STC-Metro y el Eje 10 
          Sur, Av. Copilco. 
          Y las estatuas estorbaban para el desarrollo del proyecto  ...
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          QUINTO SITIO: Jardín del Mestizaje  | 
         
        
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          Fue hasta 2005 cuando, como parte 
          del Plan Maestro de rescate del Acueducto de Guadalupe, se remodeló el 
          Parque del Mestizaje, en donde los tlatoanis mexicas encontraron su 
          actual morada.  
          Algo en verdad positivo, fue el proceso de restauración de las estatuas 
          que les devolvió su apariencia original. El especialista que encabezó 
          al equipo de restauradores, Ricardo Prado, descubrió que las estatuas 
          eran verdes desde que fueron creadas. Ver artículo: 
          
          Dan un destino final a los Indios Verdes. 
          Párrafos arriba reprodujimos algunas palabras de Ignacio Altamirano, 
          relacionadas con las amplias cualidades de Alejandro Casarín, hombre 
          versátil e innovador y las cuales concluyen así:
           
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          " ... El mientras habrá conquistado nuevos laureles en otras artes, en 
          la galvanoplastía, en la cerámica, la música y aún en 
          la escultura porque su talento es verdaderamente notable por su 
          facilidad para emprenderlo y avasallarlo todo…" 
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           Es 
          decir que Casarín encontró la fórmula para dar el efecto de pátina 
          verdosa, que se adquiere con el paso de los años, desde la mismo día 
          en que fueron colocadas sus memorables estatuas ... 
           
          De acuerdo con la explicación del Sr. Prado, el escultor logró ese 
          efecto "bañándolas con una fórmula química hecha a base de sales 
          cuaternarias -de cobre-, que les proporcionó una pátina verdosa" desde 
          su origen. 
          En base a todo este proceso de restauración, los gigantes guerreros de 
          bronce fueron sometidos a una limpieza exhaustiva con aire comprimido, 
          para retirar el polvo, el excremento de aves y la suciedad, y a un 
          lavado posterior con agua destilada y solventes que eliminaron la capa 
          corrosiva adquirida desde 1939. 
          La gruesa capa de cochambre que los cubría era en base a gomas, 
          aceites y ácidos que flotan en el aire, debido a la contaminación 
          producida por los miles de camiones autobuses y autos que habrían 
          pasado a su lado, según comentó el mismo Sr. Prado. 
          Gracias a este proceso las estatuas recobraron el mismo aspecto que 
          tuvieron en 1891. 
 Las fotos que siguen demuestran lo injusto del 
          rechazo que recibieron de la encumbrada sociedad, malinchista, de 
          aquellos lejanos días.  | 
         
        
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          Esta excelente fotografía aparece en Flickr y es obra 
          de 
          
          Aquarela 08, autor de un cúmulo de excelentes imágenes que 
          puedes admirar si accedes a su sitio. Aquí se muestra a Itzcóatl, 
          después de que la escultura fue meticulosamente restaurada por el 
          equipo del Sr. Ricardo Prado.
           
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          Ahora la estatua de Ahuízotl, también fotografiada por 
          
          Aquarela 08, una vez que fue restaurada y colocada en 
          el Parque del Mestizaje. 
           
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           El 
          Parque del Mestizaje fue Inaugurado desde el 18 de noviembre de 1978 
          por el entonces presidente de México José López Portillo y los reyes 
          de España, durante la visita que realizaron a nuestro país. 
          Desde su construcción este parque cuenta con diversos atractivos como 
          son la fuente denominada de Los Danzantes y también existen otras 
          esculturas como la de Don Quijote y Sancho Panza. 
          Fue en este sitio donde se reubicaron las dos esculturas de los Indios 
          Verdes en el año 2005, seguramente por su cercanía, pues en realidad 
          son un símbolo del poderoso Imperio Azteca y no tienen nada que 
          ver con el mestizaje. 
          Las siguientes fotos nos muestran como se encuentran en la actualidad, 
          al reconstruirse sus bases y ubicarse a mayor altura. Sin embargo los 
          pedestales piramidales quedan fuera del alcance de la vista común y 
          habría sido conveniente colocar placas a la altura visual normal, que 
          describan quienes son y cuales fueron sus méritos.  | 
         
        
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          Colocada del lado izquierdo la estatua del octavo 
          emperador azteca, Ahuízotl, 
          recuperando la posición que tuvo originalmente en el Paseo de la Reforma, a fines del 
          siglo XIX.
           
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          Y del lado derecho la estatua del cuarto emperador 
          azteca, Itzcóatl tal como estuvo colocada al ser inaugurada en 1891.
           
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          Y 
          para finalizar una vista reciente de las dos estatuas, tal como fueron 
          captadas por la cámara Street View de Google Maps, a la entrada del Parque del 
          Mestizaje, en la esquina de Cantera con Insurgentes Norte. 
           
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          CONCLUSIÓN  | 
         
        
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           Desde 
          1979 el Parque del Mestizaje ha sido remodelado en varias ocasiones, sin embargo, 
          el 
          mantenimiento y conservación de rutina es visiblemente deficiente, al 
          grado que los vecinos de 
          esa zona, han denunciado que por las noches está prácticamente en 
          la penumbra y resulta peligroso. Igualmente la limpieza y la 
          conservación de las áreas de jardines es lamentablemente incompleta. 
          Por esta razón nuevamente se ha pensado en retornar estas emblemáticas 
          figuras, a un sitio más digno, pero la propuesta hasta ahora, ha sido rechazada. 
           
          Aquí ya no se trata de definir si las estatuas son bonitas o son feas, 
          lo que se requiere es que los mexicanos entendamos bien el momento 
          histórico que representan y por el cual fueron concebidas.   
          Son 
          dos ilustres personajes, que en su momento fueron capaces, uno de 
          ellos Itzcóatl, de liberar a su pueblo de la opresión a que estaba 
          sometido y el segundo, Ahuízotl, que hizo crecer sus dominios en un 
          enorme territorio comprendido entre  ambos océanos. 
          Estamos hablando de una historia de éxito, de esas que raramente 
          estamos acostumbrados a contar. 
           
          Es casi seguro, que nadie tome en cuenta esta propuesta, pero a 
          continuación muestro una composición fotográfica del sitio que 
          considero ideal para ubicarlas. 
          La entrada principal al Museo Nacional de Antropología en el Bosque de 
          Chapultepec.  | 
         
        
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           Esta 
          composición fotográfica nos da una idea realista de como se verían las 
          estatuas de Ahuízotl e Itzcóatl a la entrada del famoso Museo Nacional 
          de Antropología. ¿Cual podría ser la respuesta del INAH?, es una verdadera 
          incógnita. 
          Sin embargo, en caso negativo, nuestro glorioso Ejército Mexicano bien 
          podría salir al rescate y colocarlos en un sitio digno, ya fuera en el 
          Campo Marte, en la SEDENA o en el Colegio Militar. Después de todo, 
          estos legendarios guerreros mexicas, triunfadores en mil batallas, 
          fueron el verdadero origen de nuestras fuerzas armadas. Seguramente se 
          sentirían felices de escuchar los redobles de tambor y las salvas de 
          artillería, en vez del ruido infernal de los autobuses y la 
          contaminación que los asfixia e impregna de aceites y ácidos. ¿Será 
          posible?
           
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          Fuentes de información: 
          
            - 
            
            Seis Siglos de Historia Gráfica en México, 
            publicada por el fotógrafo Gustavo Casasola.  
            - 
            
            La Patria en el Paseo de la Reforma, Carlos 
            Martínez Assad  
            - 
            
            
            
            Familia Casarín, sitio web, datos biográficos de Alejandro 
            Casarín  
            - 
            
            
            
            Monumentos Historia y Poder, el caso de los Indios Verdes,  
            Correo del Maestro    
            - 
            
            
            
            Los caminos de Alejandro Casarín, (1840-1907), Esther 
            Acevedo  
            - 
            
            
            
            Los Relieves de Jesús F. Contreras para el Pabellón Mexicano, 
            Marco Antonio García Robles  
            - 
            
            
            
            Dan un destino final a los Indios Verdes, artículo publicado por 
            Sergio R. Blanco y Patricia Cordero 
   
           
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