UNA VISITA A LA ESIME
EN 1946...
De
aquellos viajes tengo un recuerdo especial que requiere de un capítulo
aparte, me refiero a una visita a la ESIME de Allende No. 38, en pleno año
de 1946.
Papá
no era un hombre que revelara fácilmente cuales eran sus esperanzas y sus
anhelos, pero imagino que el deseaba en el fondo, que yo estudiara una
carrera de ingeniería. Recordemos que le tocó convivir muchos años con
ingenieros, pero además estaba el antecedente de mi Padrino de bautizo, el
Ing. Angulo Gallardo, que llegó a ocupar el puesto de Secretario de
Comunicaciones y que era como un ejemplo tanto para mí como para él.
Ya
he platicado que recuerdo a Papá y Mamá en Monterrey, recostados en el
pasto de los jardines que rodeaban el Palacio Federal y en donde
comentaban acerca de la fundación en 1943 del ITESM y que mucho les
gustaría que yo estudiara allí. Eso claro, no fue posible pues para 1945
ya estábamos en Puebla, pero supongo que Papá traía dando vueltas en su
mente, como le iba a hacer para que yo pudiera estudiar una carrera de
Ingeniería.
Todo
indicaba, que aquella era mi vocación, pero lo que nunca he podido
adivinar es, ¿Como supo que yo estudiaría Ingeniería Mecánica o Eléctrica,
en vez de Ingeniería Civil que era la carrera de mi Padrino?
El
caso es que el chamaco de 11 años que estaba terminando el 5o. año de
Primaria y que en Puebla tenía un "Laboratorio de Física" donde prohibía
el paso a las mujeres (¿verdad Elsa y Chela?) y le encantaba jugar con
pilas y foquitos, es muy posible que por esa razón haya inspirado a su
Papá, para que en ese día de 1946 entrara caminando en su compañía, por el
pasillo principal, el del Cuadro de Honor, de la ESIME, la vieja ESIME, la
de Allende y Belisario Domínguez, la más famosa de las escuelas del
Instituto Politécnico Nacional.
A
continuación voy a reproducir lo que al respecto le escribí a José Manuel,
mi hijo, cuando se fue a estudiar a Monterrey en 1987.
"Un
día mis papás estaban recostados en el pasto que rodeaba entonces al
Palacio Federal y nosotros allí jugueteábamos como de costumbre y recuerdo
que mi Papá muy seriamente le platicaba a mi Mamá en relación con el ITESM
de reciente fundación y que a él le gustaría que yo, algún día estudiara
allí una carrera profesional. Lo recuerdo vagamente, pero como siempre
tuve la ilusión de estudiar Ingeniería, no dudo que me habría gustado, sin
embargo aquel ajetreo, aquella forma de vivir, que implicaba para mi
familia tener que cambiar de residencia cuando acababa la obra, nos obligó
a trasladarnos a la ciudad de Puebla en 1945 y todo aquello quedó nada más
en una buena intención de mi padre, la cuál siempre le agradecí, pues
pensó en lo mejor para mi, aún cuando en aquellos días estaba lejos de su
capacidad económica."
"Otro día, lo recuerdo bien, en uno de los viajes que hacía con él de
Puebla a México para acompañarlo (Ah... y además me invitaba ricos
taquitos de polvo de chicharrón en Río Frío, donde paraba el autobús,
¡como lo voy a olvidar!), caminábamos por el Centro de la ciudad y me
dijo: -Ven te voy a llevar a la Escuela en donde tu vas a estudiar-.
Estábamos en las puertas de la ESIME, que entonces se localizaba en el
edificio de Allende 38, en pleno centro de la ciudad.
-Vamos
a informarnos- me dijo y yo no quería entrar, era un chiquillo de 5o. año
de primaria, pero al fin acepté. Allí nos dijeron todo lo que había que
hacer.."
"Era
sin duda, la mejor escuela de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del país, de
incomparable prestigio y en aquel entonces y por mucho, también mejor que
el ITESM"
Hasta allí lo que le platicaba en aquella carta a José Manuel y que
coincide con lo que decía ahora; Papá se había adelantado casi 8 años
antes de que efectivamente llegara a estudiar en aquel lugar. Sin embargo
aquella visita fue muy importante, pues nos explicaron que para estudiar
una carrera profesional debía estudiar previamente la Prevocacional y la
Vocacional en el propio IPN.
¡Y así fue!... A mi padre le gustaba adelantarse
al futuro y una vez más (como el decía) estaba "metiéndome el hombro"
para allanarme el camino por recorrer. Era sin duda ¡un gran bloqueador!
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